domingo, 1 de octubre de 2023

Un retorno

-¿Y a ti qué te gusta?
-Pasarlo bien.
-Ah, te gusta salir, la noche, el carrete.
-No. Me gusta pasarlo bien.

Si bien el balcón del noveno piso nunca me tentó, tenía que tomar medidas.

Fui donde el periodista de los ojos azules, el bueno, el más sabio de todos.

-¿Tú qué harías en mi lugar?
-Agarro mis cosas y me largo.

Respuesta que ya sabía. Igual esperé.

-No te entiendo. Entonces ¿Cómo lo pasas bien?
-Haciendo lo que quiero: Si quiero trabajar mucho, trabajo mucho; si quiero leer, leo; si quiero viajar, viajo; si quiero estudiar, estudio; si quiero dormir, duermo. Y si me quiero ir, demorarme lo menos posible en empacar y esfumarme de ese lugar.

Empezó a sonar Astro. "Mucha bencina para quemarme. Mucha parafina para quemarme".

Y pese a todo lo bueno, ese fue el primer día de muchos otros primeros días en que ni mis cenizas quedarían por ahí.

lunes, 14 de agosto de 2023

Vergüenza

Siempre tuve algo de vergüenza y en los últimos años me vino un ataque. Pero ¿vergüenza a qué, o de qué?

Mi marido se reía porque le dije que me compraría un antifaz y que posaría en OnlyFans. Total, nadie se enteraría que ese poto sería el mío porque en general todos los potos son iguales.

También sufro de vergüenza ajena, pero ese es otro tema.

Pero volviendo a OnlyFans: si fuera desprejuiciada, sin acechos de vergüenzas y quisiera ganar dinero extra, tampoco podría porque mono por mil.

Pucón. Años universitarios. Una cabaña, música y hartas piscolas. Con mi grupo de viaje fuimos invitados a compartir esa noche -eran conocidos de Concepción- y ahí algunos no tenían vergüenza: el show de la noche lo dio el dueño de la cabaña que se metió un celular entremedio del poto, sin pantalones y mientras bailaba.

No tenía NADA de vergüenza. 

O muchas piscolas en el cuerpo.

A lo mejor hoy tiene OnlyFans.

En el trabajo me entero de cosas que me dan vergüenza, de la ajena, pero cuando lees algo relacionado con la política siempre habrá algo que te genere eso.

Enciendo la TV. Lo mismo. Pero la política no tiene códigos, sólo basta transitarla diciendo “yo nunca supe eso”, “yo nunca dije eso”.

No hay vergüenza.

Pero en todo ámbito la vida sigue, con o sin vergüenzas. Me quedo igual con un poquito de esas últimas .

lunes, 22 de agosto de 2022

El valor de los valores

Cuando comenzaron a cambiar las cosas en Chile -para bien y para mal- se acuñó la palabra "dignidad". La escuché, la leí y la vi... rayada muchas veces en el muro de una casa donde quizás cuyo dueño lamentó la invasión a su fachada. 

Ahí estaba: "dignidad".

La RAE la define como "cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no deja que lo humillen ni degraden".

Por esos días escuché y leí también historias relacionadas a experiencias con su antónimo: la humillación, la discriminación. Algo que para mí es "a secas", no político.

Por eso mismo hice el ejercicio de recordar las veces en que me sentí así a raíz del trato de alguien y llegué a una situación que no fue tal, pero en que la otra persona me hizo preguntas "para sacarme la foto" con respecto a mi origen y situación socioeconómica.

-"¿Dónde vives?".

Y al rato después, entre interacción e interacción: ¿Dónde estudiaste?

Yo había egresado de la escolaridad hace años. Era bastante irrelevante saber en qué silla había descansando mi trasero durante esos años.

Fue una de las pre prácticas profesionales que tuve que realizar previo a la práctica oficial y no recuerdo la experiencia con especial cariño. Más bien fue un trámite.

Quien me hizo esas consultas, además, en algún momento me dio a entender que mi universidad no era de su entero gusto. Después lo entendí, pero no viene al caso.

En realidad sí, viene al caso: egresé de una universidad excelentemente rankeada en lo académico y casi perfecta (quizás perfecta) en infraestructura, donde el pluralismo es un sello en todo ámbito (social, cultural, con libre pensamiento). Por ahí a lo mejor estuvo el cuestionamiento: por dónde podía provenir y qué cosas podía pensar.

Eran días de protestas aquellos y quedaba la grande en el sector de la casa de estudios.

Ese día hubiese preferido el test de rorschach. No me sentí humillada ni menoscabada, para nada, fueron sólo preguntas. Pero claramente pueden haber personas que condicionan su trato hacia el otro de acuerdo "al roce" que podrían tener por dónde vienen. Y no es político: es algo que desnuda los valores.

El tiempo dormido

El libro que empecé a escribir se durmió y no despertó más. Eso quiere decir que es mejor que le dé una oportunidad a otro libro, que lo más probable es que también se duerma para siempre.

Es que si sacamos al dinero del escenario, podríamos decir que "tener tiempo" es la nueva riqueza y eso es -justamente- lo que no tengo.

Y cuando estamos con riqueza (o sea, con tiempo), me falta energía.

Eso último tiene una razón de ser y es algo que se viene apoderando de mi alma desde hace varios años, pero he aprendido a disimularlo bien.

Como siempre evoco al pasado -no porque fuera mejor, o peor, simplemente lo recuerdo- creo que en la época escolar fue cuando tuve más tiempo. Con el ingreso a la universidad las cosas cambiaron y de ahí no paré más.

Por eso me propuse tener más tiempo para todo y todos, mediante la organización, y me está yendo bastante bien con el plan.

El único problema siguen siendo los libros, que ya no sé cómo despertarlos.


martes, 24 de mayo de 2022

Tomando agua

Este blog cumplió 21 años y ni me acordé. Sólo sé que antes de escribir esto dejé todas las publicaciones anteriores en borrador, porque vergüenza.

Cuando partí este blog tenía además un Fotolog y una cuenta en Flickr. Estaba en la universidad y era soltera. Trasnochaba y al otro día estaba operativa. Me importaba todo, pero la verdad es que ahora que lo pienso, me importaba nada.

Ahogos en vasos de agua, les dicen.

No había Spotify, ni Instagram, ni Twitter, ni estallidos sociales (al menos acá en Chile), ni Whatsapp, ni nada de esas cosas que facilitan la vida, pero sí que ahogan. Porque los vasos de agua son necesarios, pero te los tomas rápido y te terminan atorando.

Había Axé y Mekano; no había reggaetón ni Marcianekes ni memes. Sobrevivían algunos grunge. Y descargaba canciones por Kazaa (también el video de Taldo porque en su casa había arbustos y le gustaba la Iris Bustos. Me reí un mes. Mal).

Me cargaba el Messenger y cuando me conectaba me gustaba que se viera la canción que tenía puesta en Winamp. Era "tan creativa" que mi nick era mi nombre.

Y lo "más malvado" del mundo universitario online era BananaCorp.

Tenía un Pentium II y con él supe que en realidad el Celeron no daba para más.

Después de varios años este blog podría ser harto más decente y no tiene ni dominio propio (alguna vez se vio más bonito y tuvo hasta publicidad por la que recibí dinero). No tengo ganas de meterme al código a enchularle la plantilla, porque así es una hoy: alguien que no transa con el poco tiempo libre que le queda.

Pero nunca se sabe.

Quizás sea otro de vaso de agua que me debería tomar. Aunque me ahogue un poco.